Dentro de tus responsabilidades como profesional de la publicidad, el marketing o algunos otros terrenos de la creatividad es fundamental que te exijas a ti mismo aquello que también van a pedirte tus clientes, consumidores y demás interlocutores: calidad total en lo que haces.
Algunos pueden llegar a considerar que para lograr esto tienes que ofrecer una mayor cantidad -de tiempo, de productos- pero no siempre es real esta aseveración. Para que puedas darle la debida calidad a tu servicio, puedes tomar en cuenta las siguientes consideraciones.
- Dale a cada proyecto que realices la atención que se merece. Dedícale el tiempo necesario pero no te cierres sólo a él porque puedes perder atención en otros servicios que puedes prestar. Recuerda que en la calidad de tu servicio te juegas tu reputación profesional.
- Sé consciente sobre la calidad de tu trabajo y dale la atención requerida. Y si tienes poco tiempo para la entrega, tal vez puedas hacer alguna excepción con respecto a los demás proyectos en que estés involucrados. De lo que se trata, en todo caso, es que seas organizado con tu trabajo y sus alcances.
- Cuida siempre el nivel de satisfacción del cliente. A veces se tiene que sacrificar la calidad cuando la exigencia es de cantidad y el cliente debe tener presente ello… y si no es así, es tu responsabilidad hacérselo saber. Toma en cuenta este aspecto al momento de buscar a tus clientes y ofrecerles tus servicios.
- Sé administrado con tus tiempos de entrega y también con la cantidad de proyectos que puedes desarrollar de manera simultánea. Si no te das abasto, acepta menos retos en el futuro y céntrate en ofrecer la mayor calidad en lo que tienes. Si no logras ponderar efectivamente tu oferta de trabajo con los tiempos de entrega, cantidad y calidad, es probable que comiences a perder clientes de manera paulatina